EL MITO DEL SECUESTRO PARA DAR CUENTA
DEL NACIMIENTO DE LA TIERRA DE EUROPA
Que el “Viejo
Continente” haya tenido la particularidad de no haber sido el territorio de
origen del “homo sapiens” u “Hombre de Cromagnon”, no hizo más que alimentar el
mito. En ese sentido, es sabido que el único ser vernáculo de Europa fue el
“Hombre de Neanderthal”, con lo cual el advenimiento de una especie más
avanzada y cercana a nosotros tuvo que germinar en otras regiones, situación
similar a la que se realza en la Mitología Griega, donde la hija de un rey
fenicio, de nombre Europa, llegó a las costas de Creta luego de ser secuestrada
por Zeus. Si tenemos en cuenta que la civilización fenicia era al momento de la
leyenda un pueblo sin tierra de origen asiático (más tarde, precisamente uno de
los hermanos de Europa –Fenix- fundará la patria de Fenicia), podemos
establecer que el rapto de Europa manifiesta de alguna manera la emergencia del
continente europeo.
La fábula se dispara ya que el nombre
de dicha zona del globo remite etimológicamente a la hermosa Europa, una joven
fenicia hija del rey Agenor, quien amaba a su hija ante cualquier cosa. Lo
cierto es que su extrema belleza atrajo la mirada lasciva de Zeus quien, una
vez más, estaba dispuesto a poseer a la mujer que le gustaba fuera cual fuera
el costo. Fue así como ideó una estratagema para hacerse de Europa sin tener
que violarla, llegando a la conclusión de que la mejor forma de tenerla entre
sus brazos era secuestrándola.
De esta
forma, el padre y juez de todos los dioses observó que la joven pasaba horas y
horas divirtiéndose junto a las reses que eran propiedad de su padre, con lo
cual cierto día decidió metamorfosearse en un hermoso toro blanco como la nieve
y con pequeños cuernos de marfil, para llevar a cabo su macabro plan. Fue así
como la hija de Agenor quedó embelesada con la perfección del animal, con lo
que se acercó a él y comenzó a acariciarlo. Luego, viéndose más atraída aun, le
colocó unas guirnaldas y montó sobre su cuerpo. Zeus, aprovechando la gran
ocasión, corrió hacia las aguas, aún bajo su forma animal, y nadó hasta la
tierra más cercana del mundo griego, ante el estupor de su involuntaria jineta.
Al llegar a Creta, Zeus recuperó su
esplendorosa forma y Europa quedó obnubilada ante su raptor, accediendo a
intimar con el dios. De esta unión, nacerán tres hijos: Minos, Sarpedón y
Radamantis. Fue de esta forma como Europa se convirtió en la primera reina de
la isla de Creta y, a su muerte, su primogénito Minos adquirió su lugar,
coronándose rey de la isla. Quizá por esas cosas del destino, Minos afrontaría
luego una atroz situación con el toro blanco con el que Zeus se mimetizó, ya
que años más tarde, su esposa Pasifae sintió una atracción zoofilíca por el
toro y mantuvo relaciones sexuales con él, y de cuya unión nació el inefable
Minotauro.
Por su
parte, el rey Agenor, apesadumbrado por la desaparición de Europa, había
ordenado a sus otros hijos que indagaran el paradero de hermana y que no
regresaran si no cumplían con su misión. Fue así como Cadmo, Fénix y Cílix se
lanzaron en la búsqueda de la joven, a la cual nunca encontraron, con lo que,
dada la advertencia de su padre, decidieron no retornar a su patria y fundar
nuevas ciudades: Cadmo instauró Tebas y proveyó a los griegos del alfabeto,
Fénix fundó Fenicia y Cílix estableció la ciudad de Cilicia, zona donde hoy se
erige la geografía de Armenia. Es decir que comienzan a formarse nuevas
civilizaciones a raíz de la desaparición de Europa, circunstancia que
metafóricamente hablando podría ser meditada como que Europa “albergó” nuevas
naciones, a partir de su extravío.
Europa
dará origen al continente europeo, mientras que el toro utilizado por Zeus
engendrará al Minotauro.
Como corolario, podemos afirmar que
el mito del rapto de Europa resulta tan
significativo para las naciones europeas que varios artistas de renombre como
Rembrandt, Picasso, Tiziano y Rubens, reprodujeron la leyenda en frescos cuya
fama se extendió vertiginosamente. De todas maneras, nada se equipara con la
colosal distinción para con el mito de la joven hija de Agenor, como la
nominación con la que el “Viejo Continente” adquirió su identidad…
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